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Aprender a comportarse en un museo. Una visita con niños

 

Hace unos días un grupo de familias estupendas con quien tengo amistad estuvieron viendo  el blog y me propusieron una visita a Briones. Se preguntará quien me siga, si Briones  es para mí el único lugar de interés de La Rioja. ¡ Claro que la región tiene mucho por ver!, pero esto pasa con el «efecto blog» y es ese «queremos ir ahí», «ese sitio tiene buena pinta».
Este es un grupo de padres requetedispuesto a fomentar en sus hijos la afición por el arte y la cultura. La excursión fue divertida aunque algo caótica por la disparidad de edades de los chavales. Al principio no pude detenerme en casi nada.
O atendía a los de trece años o echaba el ojo a los de tres cuatro y cinco para que no se despeñaran o hicieran un estropicio. Los cantorales, el órgano, el retablo… casi no hubo manera de ver nada con sosiego. Unos padres se llevaron  a un pequeñín a unos columpios, y «la mayor» de cinco años que no les vio marcharse lloró desconsolada cogida de mi mano porque, me explicaba, «No encuentro a mi familia y mi padre me dijo una vez que ellos no me abandonarían nunca» .
Al llegar al Museo de las bodegas Vivanco , Marta Merino, del departamento de Educación y acción cultural, nos regaló una guía del museo para niños «Una Gymkana en el Museo del vino» Me pareció una guía magnífica, ¿ por qué? porque hace que los niños piesen, observen y aprendan sobre agricultura,industria, química, comercio, historia de la vid y el vino…
 Y de esa guía, lo que me parece de una lucidez extraordinaria es su primera página; ¿ Has estado alguna vez en un museo? pregunta. Una manera de hacer pensar sobre el lugar, de enseñar a divertirse en él, pero a la vez conociendo las reglas del juego, la forma de comportarse y el respeto por lo expuesto y por los demás visitantes.
A lo mejor hemos ido muy lejos en buscar lo experimental en la educación, todo con tanto movimiento, subir y bajar, trepar, tocar, correr que al final no hay reglas. Los niños pueden terminar por no distinguir entre el monte, un museo, su casa, el respeto a los demás. Me quedé estupefacta y no tenía mas que ganas de marcharme cuando al entrar, empezaron a correr y gritar en dirección a ninguna parte. Menos mal que tuve la ayuda de los padres para controlar ese comportamiento.
Podemos y debemos pasarlo bien en un museo pero los niños tienen que distinguir entre la zona de didáctica y las salas de exposición. No todo está hecho para trepar y tocar. No en todos los sitios se puede gritar.
Instalaciones de arte contemporáneo como las de la artista Toshiko Horiuchi y su paraíso infantil bordado a mano me parecen maravillosas, pero no todo es una instalación de Horiuchi.
Mi conclusión de ese día en Briones: es urgente que enseñemos a distinguir dónde estamos y qué tenemos delante.
La guía didáctica de Vivanco apunta también por ahí y por eso me pareció sencillamente MAGNÍFICA. Enhorabuena, DEAC de Vivanco.

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2 Comentarios

  • Responder
    ramon dd
    17/03/2015 at 07:46

    Como siempre Pilar, estoy de acuerdo con lo que dices. Yo era uno de esos padres y es tarea nuestra enseñar a nuestros hijos a comportarse y a distinguir entre un museo y una excursión al monte. El tiempo acompañó, todos lo pasamos muy bien y contamos contigo para nuevas sugerencias

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