El confinamiento perimetral al que nos hemos visto sometidos todos estos meses, nos ha condicionado y mucho las salidas y el modo de hacer las actividades. Eso no quiere decir que no lo hayamos disfrutado. Hemos disfrutado de los pequeños detalles, quizás hemos aprendido a mirar con mayor calma . Así comenzamos en Villava y luego en Asiain allá por Enero y si alguien quiere recordarlo que siga en este enlace
Asiain pertence a la Cendea de Olza, como Ororbia, Ibero y el lugar que presento hoy, Artazcoz y de refilón, Izu. Sobre el término » Cendea» dejo información a través de la Gran Enciclopedia de Navarra Artazcoz lo conocí en compañía de Berta Guindano, fuimos para preparar la visita del resto de chavales y lo primero que pensamos es que la iglesia con la que abro esta entrada, estaba cerrada al culto. Aunque restaurada la cubierta, daba cierta sensación de olvido y abandono. Para nuestra sorpresa no fue así y cuando la conocimos nos llamó la atención. Todo lo que puede tener de tosco o rudimentario lo tiene de encanto rural.
El propio retablo central sirvió para conversar sobre las diferencias entre lo que es «arte» y lo que es patrimonio cultural, lo que tiene un valor por ser identitario de una comunidad, un objeto de culto, un elemento que une desde el punto de vista afectivo a una comunidad.
Una comunidad por cierto bien escasa en Artazcoz. Pocos vecinos 26 según se indica en la web del ayuntamiento. Pero un lugar con un paisaje espectacular, una arquitectura autóctona imponente e incluso con casas rurales como la que pudimos visitar, Casa Larriz
Decorada con exquisito gusto y reaprovechando objetos antiguos, es un ejemplo de negocio rural y familiar que puede revitalizar un pueblo y una zona. El proyecto de rehabilitación que llevó su tiempo, iba a ver la luz e inaugurarse el 14 de Marzo del 2020. No hace falta explicar qué ocurrió.
Luego, el verano fue época de cierta recuperación pero la casa sigue con la incertidumbre de tantos pequeños negocios en España. Ojalá el panorama esperanzador de las vacunas, haga recuperar a casa Lárriz y a todos la deseada » normalidad».
Ana Larreta nos explicó cómo encontraron restos de vigas, de aperos de labranza, muebles, telas bordadas… todo ha sido tratado con mimo y esmero y se ha creado un ambiente acogedor con sabor a tierra propia, a pertenencia , a identidad.
Otro ejemplo de conservación ha sido el lavadero
Recientemente restaurado en » auzolan» ( que significa Trabajo Vecinal) pudimos comparar este lavadero con los que habíamos visto en Ororbia e Ibero
¿ En qué se parecen? ¿ Qué diferencias hay respecto, por ejemplo a la localización? Charlamos haciendo un repaso sobre los lavaderos que aun quedan en Navarra, vestigio de una vida y unas costumbres, el recuerdo de que no siempre hubo lavadoras y agua en las casas.
Así nos fuimos de Artazcoz, un pueblo del que Pilar Ortuño comentó que era el perfecto escenario para una película y es que efectivamente, su arquitectura es llamativa ¿ Cómo será su conservación con solo 26 vecinos? Por cierto que a la hora de buscar documentación sobre estas casas, solo encontré listado de pleitos entre vecinos en siglos pasados. Esos asuntos permitían una investigación sobre propiedades, linajes… pero para una entidad como la nuestra y nuestros objetivos, no venía a cuento dedicar tiempo a profundizar en tales cuestiones. Supongo que será material extraordinario para alguna tesis doctoral.
Días antes, había contactado en Izu ( muy cerca de Artazcoz) con la persona que nos podía abrir la iglesia. De hecho, muy amablemente me la enseñó y quedamos en que la pudieran ver los chicos y chicas el día de su visita. Nos proporcionó la llave, pero al no poder acompañarnos, no fuimos capaces de abrir la puerta.
Queda la foto para el recuerdo de nuestro camino hacia la pequeña iglesia, esta si que sin culto desde hace años.
A propósito de este lugar, María Rodríguez comentó que el caminar hacia un lugar y el hecho de intentar abrir una puerta, que no pudiéramos y el miedo que nos daba hacer una mala maniobra, le resultaba toda una metáfora sobre el patrimonio humilde de los pueblos pequeños. Tan cercano y tan inaccesible por desconocido, o por olvidado, y a veces, aunque no era esta la ocasión, por descuidado.
La Cendea de Olza ofrece la posibilidad de paseos a través de caminos señalizados. Son recorridos preciosos aptos para cualquier edad y suponen un contacto con el paisaje y el patrimonio arquitectónico que bien vale la pena.
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