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Editorial Buen Camino

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Ultreya et Suseia. Carrión de los Condes

                     Así se escribe esta historia

Una de las propuestas, de las constantes propuestas que hacemos desde Patrimonio para jóvenes, es la del voluntariado. Experiencias en las que se aúnan el aprendizaje sobre el patrimonio con la ayuda a los demás. Con la puesta a disposición de los otros, salir de uno mismo y darse. Quienes se deciden a ello, experimentan que , en realidad, reciben. Vuelven con muchísimo mas de lo que se llevaron.

Desde el principio, animé a que Lucía Ruíz y María Odériz nos contaran con voz propia su paso por el albergue de las Madres Agustinas de la Conversión  en Carrión de los Condes. Aquí va su relato. El título elegido no puede ser mas expresivo y oportuno : Ultreya et Suseia. El antiguo saludo de peregrinos : Ánimo, adelante, sigue…” todo un lema para Patrimonio para jóvenes. Y para vivir cada día.

Estas son María y Lucía

 

Y aquí va lo que han contado. Las fotos son de María Odériz. Los dibujos de Lucía  Ruíz y el texto, a cuatro manos.

              Una mañana de celebración

Olite, una mañana de primavera, todavía en las vacaciones de Semana Santa. Era el seis de abril y celebrábamos algo muy especial. Marta Aparicio y Ángela Flandes terminaban la universidad, ya son graduadas en Medicina. Nosotras sin embargo íbamos a dejar el colegio y a ser universitarias. Tanto cambio merecía una fiesta.

Aquel día , charlando, tuvimos noticia del albergue de peregrinos de las hermanas agustinas en Carrión de los Condes. Nos hicieron la propuesta de ir como voluntarias hospitaleras. Dijimos que sí. Y la verdad es que lo dijimos sin saber muy bien qué nos esperaba.

            La Sorpresa

En mayo ya estaba todo a punto. A finales de Junio estaríamos en Carrión. Nuestro conocimiento del Camino de Santiago y los peregrinos era prácticamente nulo. Un 25 de Junio, con treinta grados o quizás mas, llegamos al albergue. Nos recibieron cantando cuatro hermanas y cerca de 50 peregrinos. En medio de aquella escena estábamos atónitas. Nos esperaban días de limpieza, de traducciones , de rezos, de cantos pero sobre todo, días de una inmensa alegría. Lo que estábamos viviendo superaba nuestras expectativas y con creces. Este relato es un mero apunte. No hay palabras para contarlo.

                  Un horario exigente a la vez que gratificante

El albergue se abría a las seis, los peregrinos partían.. . nosotras participábamos en la oración de laudes. El amanecer de verano, esa luz especial de Castilla, los peregrinos en camino… la plegaria, la paz…Tras el desayuno, limpiábamos el albergue y a continuación empezaban los turnos de acogida a peregrinos. Cada día pudimos atender a unas cincuenta personas en castellano, inglés y francés. De todas las edades, raza y nación, de todas las creencias. Aquello era magnífico.

                     Y el patrimonio…

En nuestros ratos libres visitamos Carrión e incluso hicimos una escapada a Villalcázar de Sirga. En estos pueblos , en plena meseta, no esperábamos encontrar lo que vimos. Una concentración de historia y de arte fabulosa. A tres horas de tren desde nuestra casa, y no lo sabíamos…

De Carrión nos sorprendió la cantidad de edificios religiosos (5 iglesias y 3 monasterios) que tenía una localidad de alrededor de 2200 habitantes. Esto se explica por la importancia que tuvo esta villa durante la Edad Media, estando en el centro geográfico del camino francés, o como dicen ellos “en el corazón del camino”.

La primera iglesia que visitamos y en la que más tiempo estuvimos, ya que allí hacíamos todas las oraciones y la eucaristía de la tarde, fue Santa María del Camino; la iglesia más antigua de Carrión (sXI-XII). En su pórtico llaman la atención dos cabezas de toro que representan la leyenda de los cuatro toros que salvaron a cuatro doncellas de las tropas de Miramamolín. Recordaremos con cariño a su Virgen Desatanudos y a sus palomas (que nos acompañaron en la oración durante dos días antes de lograr sacarlas. Menudo revoloteo, menudo ruído).

Visitamos también la antigua Iglesia, ahora museo, de Santiago con su campanario al que pudimos subir; la Iglesia de San Andrés (aunque no logramos ver su interior por tema de horarios); y la de Nuestra Señora del Belén con su precioso mirador.

Muy sorprendente también San Zoilo ; sus dimensiones, su luz, todo. Ahora mismo es también un hotel, pero podéis visitar el antiguo monasterio aunque no estéis alojados allí. La visita es muy , pero muy recomendable. Mirad esta web

            La visita a Villalcázar.

Villalcázar de Sirga está a una hora de Carrión de los Condes . Una hora andando, y es el pueblo anterior a Carrión en el Camino de Santiago

Nos impactó la majestuosidad de Santa María la Blanca. El templo, el retablo y los sepulcros policromados sirven para todo un día de una lección de arte.

Mirad el retablo. Además en el templo, hay música con canto gregoriano y da un ambiente muy especial

           Una anéccdota

Al acabar la visita mientras Lucía dibujaba la iglesia entablamos conversación con un grupo de peregrinos que descansaban a la entrada.

Dos de ellos comenzaron el camino de vuelta hacia Carrión a la vez que nosotras. Un seminarista estadounidense y un joven australiano. Nos invitaron a rezar el rosario con ellos. Ni ellos sabían rezarlo en español ni nosotras en inglés así que resultó un rosario bilingüe.

                Carrión de los Condes, para siempre…

La verdad es que ninguna de las dos nos imaginamos que este viaje nos iba a aportar tanto. El grupo de hermanas nos trató como si fuéramos parte de la comunidad y nos proporcionaron todo lo que necesitamos. Las otras dos voluntarias italianas nos acogieron como si fuéramos de la familia. Estábamos como en casa. Además de la maravillosa acogida por parte de las monjas y voluntarias nos encontramos con el agradecimiento de los peregrinos que llegaban a Carrión. El albergue era un descanso para el corazón, una sonrisa en un país extranjero, una mano amiga en el camino a Compostela. La comunidad recibe al peregrino como si fuera Jesús el que llama a su puerta. El encuentro con ellas permite al peregrino retomar el sentido del camino y de la vida.

Por todo esto nos acordaremos durante mucho tiempo de Tomas y su madre, Joe, Joseph, Kimberly, Generoso, Teresa, Teo, y de todos los coreanos.

La experiencia en Carrión ha despertado en nosotras el amor al camino. Algún día, lo haremos. Mientras tanto acompañamos a los peregrinos como voluntarias en la acogida de Pamplona explicándoles algunos monumentos importantes de nuestra ciudad y proponiendo el  sentido cristiano del Camino.

Esta actividad nos ha permitido conocer a gente como Semi, una joven peregrina coreana con la que hicimos muy rápidamente amistad por su simpatía y valentía. Unos días después recibimos en nuestros respectivas cuentas de Instagram una foto de Semi con las hermanas en Carrión. Momentos y amistades creados por el camino y vividos intensamente.

Pero hasta que nos volvamos a encontrar con todos ellos y muchos más cuando hagamos el camino solo podemos decir ¡ULTREYA!