Llega el momento de contar la semana de voluntariado en Maluenda (Zaragoza) La intensidad de la experiencia humana, los lugares visitados, las personas que hemos conocido, hacen que esto necesite varios posts así que vamos por partes y con orden.
¿Por qué Maluenda? ¿Por qué un voluntariado y cómo?
En agosto del 2013, visité este pueblo con parte de mi familia y Victoria , una norteamericana que se encontraba pasando unos días con nosotros. Como ocurre con tantos lugares de España, a primera vista no despierta interés pero guarda un patrimonio asombroso. Una localidad con algo mas de mil habitantes, entre Calatayud y Daroca, (a 9 Km. de distancia de Calatayud y 30 de Daroca) un paisaje árido en medio del calor de agosto, un entorno que obviamente no se convierte en un destino de vacaciones a no ser que uno sea de allí.
Me impactaron entonces las ruinas del castillo, las de la iglesia de San Miguel, con una amenazante grieta sujeta por una especie de “grapas”- yo no viviría debajo. Según los lugareños, los daños de San Miguel datan de la época y son consecuencia del terremoto de Lisboa a mediados del siglo XVIII. Visité también las preciosísimas iglesias de Santa María y de las Santas Justa y Rufina. Y supe que tenía que volver. Almudena Pilar yVictoria se quedaron igualmente impactadas y me hicieron un comentario que a partir de ese momento se convirtió en una inquietud, un deber pendiente y , por qué no decirlo, un problema; “Aquí tienes que traer a gente, esto no se lo pueden perder”. Tenían toda la razón, encajaba además con lo más genuino y propio del proyecto “patrimonio para jóvenes” arte al margen de las rutas habituales.
Las dificultades que esto presenta no se le escapan a nadie: Distancia, tiempo y dinero. La distancia –teniendo en cuenta que la mayoría de la gente que participa en el proyecto vive en Navarra- son casi dos horas y media desde Pamplona. El tiempo; después de un viaje largo, a nadie le apetece un maratón de mudéjar (ni de nada) ni tampoco estar mucho de pie, escuchando explicaciones si luego además quedan otras dos horas de vuelta.
A todo esto, el transporte, la mayoría sin coche. hay que organizarse con trenes hasta Calatayud. Si se hace noche, el asunto se encarece. Maluenda, Maluenda… ¿Y cómo lo hago? Me quité cierta espinita con el Mudéjar Aragonés en Enero con el simpático post que María Odériz escribió desde Teruel.
Hablando con el párroco de Maluenda, D. Ion Perea y con amigos, se me ocurrió la solución; Un voluntariado en verano. Esto suponía pasar allí varios días, “embebernos” de mudéjar y algo muy muy importante en patrimonio para jóvenes; la experiencia humana, la convivencia, conocer a la gente que vive en el lugar y conocernos entre nosotros. En el verano se dispone de tiempo y gracias al voluntariado, el coste de la estancia podía tener un precio simbólico ya que íbamos a aportar nuestro trabajo. (Ya explicaré en qué consistió. NADA DE LIMPIAR RETABLOS, REPINTAR NADA, TOCAR RESTAURACIONES HECHAS POR EXPERTOS…NI HABLAR
Detalle de Santa María |
La idea parecía interesante, pero había que concretar, tener una infraestructura ¡y encontrar a los voluntarios! .El párroco ofreció su casa para que durmieran los chicos y una señora, Visi, pronto muy pronto se convertiría en nuestra querida Visi, ofreció también parte de su vivienda .Todo esto se preparó a finales de curso y desde ese momento se hizo difusión (pequeña, ¡había que estar seguros de llevar gente maja!) de la actividad. En esta labor de difusión me echó una mano Álvaro que en ese momento hacía sus prácticas en el Museo Diocesano de Jaca y gracias a él incorporamos a una verdadera joya Sheila, que por cierto está a punto de cruzar el charco… un abrazo fuerte para ella.
La semana en Maluenda era además una oportunidad magnífica para Clara Frago, sus fotografías y por supuesto el video que habéis visto sobre el proyecto de patrimonio para jóvenes y que tanto ha gustado en RRSS. Clara y yo una conversación en junio y decidimos que Maluenda sería el lugar donde se remataría su trabajo. Ella animó a sus amigos a unirse a nuestra “aventura mudéjar”, a participar en el voluntariado y así empezaron a concretarse mas las cosas. Me escribía por WhatsApp y me decía: viene fulanita, viene fulanito… y yo le preguntaba, ¿Tú te fías de estas personas? y ella: Absolutamente. Pues ya está. Solo quedaba ponerlo en práctica.
Ruinas de San Miguel |
Los voluntarios y niñas de Maluenda |
Dedicatoria |
La mañana llegó llena de sol y de calor. Conocí a la alcaldesa, recorrí con Ion Perea los lugares de nuestro trabajo, organicé con Visi la comida y esperé a mis chicos. A las dos de la tarde, estábamos todos juntos. Nuestra aventura mudéjar, o mejor, nuestra aventura en el mudéjar, había comenzado. El propósito de Agosto del 2013, se hacía realidad en 2014. La próxima semana, mas.
Primera comida juntos |