Un día una amiga te da una tarjeta de visita de alguien, y la guardas. Otro día te dan otra y la vuelves a guardar. Y así sucesivamente hasta que hay que ordenarlas en un tarjetero. En ese momento, por alguna razón extraña, tiras algunas, guardas otras y entre las que guardadas, alguna te llama, ejerce una atracción , decides usarla. Así di con Nicolás Alba Rico, escultor, escenógrafo, artesano pero no artista según sus propias palabras.
Terminaba Enero, nos tomamos un café frente al parque de Yamaguchi y allí le hablé sobre el proyecto que dirijo, el sello MECNA, nuestras actividades, sus formas, sus fines…y le gustó lo que escuchaba , y quedamos para Abril, finales de Abril, el 23.
A todos les resultó atractiva la idea de visitar el taller de un escultor, sobre todo porque no sabían lo que iban a ver exactamente. Les avisé, un taller vivo, es un taller revuelto, es como una imagen de nuestra imaginación cuando bullen las ideas y todo anda patas arriba. Y la experiencia fue fantástica.
Nos encontrábamos ante un montón de cachivaches, maquinaria, materiales, cajas con el sugerente título de “Viento y lluvia” y obra titulada “Cazadores de palabras” .
Nicolás nos contó su relación personal con el hierro, ese material tan duro que él deja como etéreo, suave, sugerente a través de sus obras. Nos habló de la escenografía y de los factores que hay que tener en cuenta al trabajar sobre cada una en concreto.
La realidad, la ficción, los sueños, los miedos, las palabras, los puentes que hay que tender en la vida para vadear dificultades y barreras.. los sentimientos… todo fue un fluir en la conversación con Nicolás. Las posibilidades del hierro, el acero corten, el metacrilato, la madera y los cartones, las máscaras , las telas las texturas…
Pasó algo estupendo. Al llegar, todo nos resultaba confuso y estábamos a la expectativa. En unos minutos, el taller, ese mismo taller nos parecía un lugar confortable, lleno de cosas por descubrir , y parecía que Nicolás era un viejo amigo de toda la vida a quien reencontrábamos y queríamos escuchar.
Nicolás Alba no es mediático, es tímido, se considera artesano , pero su obra es deliciosa. No en vano para descubrirla hay que salir de la autovía, reducir la velocidad, disfrutar del paisaje, prepararse a la contemplación…
Y ese clima dio su fruto. La creatividad llama a la creatividad y esa mañana Borja Centenera y Alvaro Sesma se lucieron con las fotografías como las que veis aquí mas las que he ido colgando estos días en Facebook.
Se hace realidad lo que aquí he dicho ya varias veces: El arte no es una asignatura, es una experiencia. Terminamos con unas tortillitas y refrescos en el campo, disfrutando de la buena conversación entre todos, del estupendo paisaje del Valle de Yerri y la compañía de Nicolás. Una visita que se empezó a idear en Enero , que entonces quedaba lejos, y que ya forma parte de nuestra historia. Y que es un gusto recordar. Gracias Nicolás por recibirnos.