Preguntad a Google
Si alguien no ha hecho la prueba, que lo haga ahora. Buscar Gallipienzo en Google y ver todo lo que sale. A eso hay que añadir trabajos de investigación, etc. Es muy complicado decir algo nuevo sobre este lugar. Además, no creo que a estas alturas de Patrimonio para jóvenes, alguien nos lea buscando una información nueva, desconocida, rompedora. Quien nos lee, o al menos quien nos lee y nos conoce, busca nuestra vivencia. Y sobre vivencias siempre hay algo que contar. Y en Gallipienzo, fueron especiales por varios motivos.
Guiados por un arquitecto restaurador
Visitar Gallipienzo, fue una propuesta de José Luis Franchez Apezetxea. Tiempo atrás, al comienzo del curso 15/16, tuvimos un encuentro a propósito del pórtico de San Vicente de Larumbe. Fue entonces cuando me dijo; Cuando llegue el buen tiempo y los días alarguen, si quereis, vamos a Gallipienzo.Y claro que quisimos.
Interrumpir el blog en verano, y luego la vida misma hacen que publique sobre este evento varios meses después de la visita.
Impacta el camino. Por allí no se pasa, a Gallipienzo hay que ir. Impacta el paisaje y , al llegar, lo escarpado y complicado que es subir por sus calles. En esas calles había que vivir, en invierno, verano, con hielo, con lluvias, con viento, sin electricidad, internet y un buen coche para salir de allí, una ambulancia o un helicóptero. Vivir allí, en los siglos XII, XIII….. XV… e incluso en el XX. Algo sobre lo que siempre procuro hacer reflexionar a los chicos.
Vivir … construir …restaurar…
Y en medio de ese paisaje, San Salvador. Como dice el profesor Martínez Álava en «El arte gótico en Navarra» :«encastillada pintorescamente en torno a un escarpe espectacular. En lo alto de la villa, desde los últimos años del siglo XII se había iniciado un templo que, aprovechando el pronunciado desnivel de la parcela , preveía organizarse en dos niveles. Solo se había conseguido completar el inferior , con la cripta que hoy podemos contemplar..» Y en la cripta la voz de José Luis, y su explicación sobre la restauración, y su narrativa suave, medida, entrañable. Transmitiendo la emoción del profesional que llega a un lugar tan especial y tiene que «escuchar» a lo edificado antes de intervenir.
José Luis no solo nos explicó algunas cosas sobre la restauración de San Salvador, sino que también nos habló de los motivos y criterios que se deben de tener en cuenta a la hora de decidir si hay que restaurar un edificio o no. Asunto bien interesante.
Con tanta amabilidad y cercanía nos hablaba José Luis, que Víctor Peñas Núñez, un alumno de bachillerato, se animó a dedicarle un ejemplar de su primera novela.
Atención a la cara de concentrados que tienen los dos…
Espacios en los que se detiene el tiempo
El interior de San Salvador se puede explicar técnicamente, se puede hablar de sus pinturas, la estrechez del presbiterio… la altura…pero solo se puede entender su grandeza cuando se entra. Sobre todo si como nosotros, se entra en un grupo pequeño, sin que el silencio se interrumpa. Cuando se puede contemplar el edificio y su magnífico efecto de luces y sombras.
Y no podía faltar ¡el campanario !
Uno de los espacios preferidos por los chicos de Patrimonio para jóvenes. Los campanarios. Campanarios que a veces nos dan sorpresas como conté en la entrada anterior con el hallazgo de Victoriana Arizaleta. En esta ocasión la sorpresa fue el paisaje desde la altura. Y por supuesto, lo imponente de la construcción.
Y una despedida
En Gallipienzo nos despedimos por un curso de Víctor y de David. Víctor leerá esta entrada desde Canadá y David lo hará desde los Estados Unidos. A los dos les deseamos una feliz estancia . Antes de que se fueran, la asociación les regaló un ejemplar a cada uno de » El arte gótico en Navarra». Seguro que este verano no se lo han leído, ni lo harán el siguiente. Pero cuando vuelvan a encontrar este libro en su casa recordarán que llegó a sus manos las semanas-antes-de-ir-a-América. Y el día que por fin le dediquen un tiempo, se acordarán de Gallipienzo.
Con torrijas y todo
El día estaba incierto pero al final nos respetó la lluvia y en medio de ese paraje tan espectacular , terminamos la visita comiendo torrijas. En el campo y con ese paisaje de fondo, nos supieron a gloria. Belén Perfecto dijo que eran las mejores torrijas que había comido en su vida. Se ve que la chica estaba con hambre… Lástima que no hay fotos de las torrijas, Borja y Clara habían dejado sus cámaras para no perder su ración , jejeje.
Gracias José Luis por habernos ayudado a experimentar y vivir Gallipienzo Viejo. No se nos olvidará este día.