¡ Comienza el curso 2016/17 ! y en Patrimonio para jóvenes lo retomamos muy cerquita de donde lo dejamos. Nos quedamos en Dicastillo y su curioso palacio de la Condesa de la Vega del Pozo. Un poco mas arriba, Arellano. Una sorpresa, una delicia escondida, un pueblo detrás de otro pueblo. Uno de tantos tesoros que guarda Tierra Estella
Casi por casualidad
Algunos recordábamos el nombre de Arellano por la visita a su Villa Romana y al mosaico original de este lugar expuesto en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid
Yo personalmente recordaba además Arellano por un pequeño accidente con el coche… Marcha atrás en la plaza, en un plaza inmensa, y como tonta, ¡plás! contra la fuente. De Arellano al taller, una faena sin otra consecuencia grave. En nuestra vuelta a Arellano no hubo percances y fue casi por casualidad. Al final de la tarde en Dicastillo alguien propuso volver otro día al -pueblo-de-un-poco-mas-arriba;¡ tenemos que venir a Arellano! y así lo hicimos. El buen tiempo nos hizo disfrutar a todos del arte, del paisaje y de la amabilidad de su gente.
Disfrutar de Arellano
Su torre atalaya de construcción románica , datada en el siglo XII y hoy restaurada y declarada Bien de Interés Cultural, es una delicia de acceso libre. Se sube con facilidad y las vistas son preciosas, a sus pies, hay un gran panel explicativo para el visitante. A nosotros nos dio juego esa tarde y pasamos un rato muy divertido posando para las fotos de Borja Centenera y el video de Clara Frago
En esta foto el cuarto por la izquierda es Álvaro de Goñi, un enamorado de su pueblo, que enseña con verdadera simpatía y atención la iglesia de San Román, la parroquia del pueblo.
¡ Oh, qué bonito!
Eso es lo que exclamó mas de uno cuando Álvaro nos abrió la puerta de San Román. El exterior, con un cesped bien cuidado y un entorno que se puede calificar de coqueto no hace suponer sin embargo la sorpresa que uno se lleva al entrar. El color. «Las pinturas murales de Arellano constituyen el único ejemplo que conocemos en Navarra de templo parroquial , que totalmente pincelado en el siglo XVI, ha llegado hasta nuestros días » explica el folleto informativo que se encuentra en el templo y en el que se cita un informe de D. Pedro Luis Echeverría profesor de Historia del Arte en la Universidad del País Vasco.
A nosotros, nos pareció elegante el friso con sus colores rojos, sus «grutescos» y la inscripción del Magnificat que recorre toda la iglesia. Un friso idéntico se encuentra en la Catedral de Sigüenza
El retablo fingido con un monumental San Cristóbal, llama también mucho la atención
Os animamos a todos a visitarlo y descubir mirando con detalle lo que caracteriza a esta representación en Arellano; a la iconografía habitual, en Arellano encontramos además viajeros, la Virgen, dos águilas posadas junto a una tercera en vuelo y las carabelas de la parte superior.
Aquí va algún que otro detalle que también llamó la atención de Borja, nuestro fotógrafo.
Aprovechamos y vimos también el órgano, según los entendidos de calidad, pero ahora sin uso y en espera de poder ser restaurado. Es una delicia, una y otra vez, es una delicia ver las cosas con tranquilidad, al ritmo de la curiosidad de cada uno, se pasa el rato en un plis plás
Y cuando creíamos que las sorpresas habían terminado….
Pues nos llevamos otra. En el yugo de una campana encontramos una inscripción y tras la historia de Victoriana Arizaleta empezó una investigación en archivos en la que trabajaron principalmente Alvaro de Goñi y Marta Castaño , pero este asunto bien merece una entrada propia. ¡ Hasta el próximo día !