Los protagonistas de hoy sobrepasan con mucho la edad de los que cada día participan en Patrimonio para jóvenes, pero su historia es joven porque es emprendedora, soñadora, aventurera con toques temerarios y es sobre todo una apuesta por la vida, por el futuro, por recuperar un pueblo y una identidad . Es la historia de Juan Ansótegui, y sus hermanos que han reconstruído un pueblo deshabitado, al que solo volvían algunas familias en verano y en el que la mayoría de las casas estaban en ruinas. El pueblo se llama Villalibado, está a una media hora de Burgos, muy cerca de Villadiego y de Sasamón. Tuve noticia de este asunto por la prensa, compré el Diario de Burgos un día que no pensaba comparlo , leí la historia e inmediatamente fui a Villalibado. No daba crédito a lo que veía y localicé a Juan. Le llamé y le dije; quiero hablar de esto en el blog.

Muy amablemente Juan me mandó toda la historia. Por casualidad y a la vuelta de un viaje de Portugal entra en Villalibado antes de volver a su domicilio en Santander. Las ruinas que encuentra, el barro, la conversación con un amigo que le acompaña , las reflexiones sobre la ruina, el olvido, la desertización… son párrafos que no tienen desperdicio, párrafos que con gusto leerían José Jimenez Lozano, Luis Mateo Díez o Azorín y Machado. En su relato entre las ruinas cuenta por ejemplo ; «Encontramos un carro antiguo de olmo en un perfecto estado (…) una bayoneta, una pistola Lefaucheux del siglo XIX, el jabón y la esponja en una bañera (…) o aquel calendario de 1998 todavía colgado en la pared que marcaba el año que abandoron el pueblo sus dos últimos habitantes . Sobre él una silla erguida, a pesar del derrumbe del tejado evocando una cierta esperanza…»
A partir de ahí, la decisión de reconstruir el pueblo, cómo empieza esa idea y en qué se va convirtiendo, la negociación para comprar las casas- o lo que quedaba de ellas- a su precio real ¡Era el año 2006! los avatares para encontrar a los dueños, a los herederos… las negociaciones con los dueños de las tierras y la búsqueda de gente para trabajar a pie de obra. Juan, profesor de instituto, titulado en Bellas Artes , escultor y pintor, unido con sus hermanos, ha hecho esto:

Hoy Villalibado está precioso y en la primera foto de este post se aprecian ya los resultados. Ya hay siete casas de turismo rural , piscina, espacios verde, arbolado…y la idea va mas allá del alojamiento rural. Juan piensa que el potencial está en los grupos, encuentro de familias disgregadas geográficamente, lugar de cursos, eventos…Lo he visto, y sí si puede llegar a ser todo esto echad un ojo a la web y asombraros vosotros mismos . Mas allá de la reconstrucción de casas, la utilización de piedra, madera, acero corten.. distribución de espacios etc asunto que dejo a juicio de arquitectos, la vista que uno tiene al llegar es encantadora. Y me gusta, me gusta muchísmo la historia humana que hay detrás, como la de Gelo cantero de San Roque de Riomiera que enseñó a Juan a labrar y colocar la piedra, y todos los avatares para encontrar gente que pudiera trabajar en el proyecto.

Gelo, explica Juan, es la medida proporcional entre un cantero medieval y un albañil de hoy en día. Gelín, «versión 2.0 de su padre y solucionador de problemas», Julito y Yazid , un matarife marroquí que acabó aprendiendo el oficio de cantero y cuyo nombre significa «Dotado por Dios de buenas cualidades». Y por supuesto los hermanos de Juan.
Otro momento digno de lectura es de la elección de árboles y las peripecias para plantarlos en Villalibado. El fallido intento con olivos y el traslado de encinas es algo a medio camino entre lo angustioso y lo cómico, una extraña mezcla desde luego. Pero hoy todo avanza y tiene forma y ya hay familias y grupos que se encuentran en Villalibado, y los hermanos Ansótegui celebran los primeros frutos de su trabajo y su esfuerzo.
La historia de la reconstrucción de Villalibado me parece romántica y realista, ambiciosa y prudente. Juan y sus hermanos reconstruyen por partes, van poco a poco, avanzan y esperan, trabajan tenazmente. Y me encantan todo lo que encuentro en lo que hay mucho trabajo y poca queja. Castilla en estado puro. Les deseo éxito y deseo que la gente que disfrute de estas casas las cuide como si fuesen propias. Ójala vaya todo bien y Villalibado recupere a sus gentes, o a los hijos y nietos de sus gentes.
1 Comentario
Anónimo
19/11/2014 at 15:02¡Enhorabuena a estos constructores de sueños! Sobre todo por la recuperación de un pueblo y de unos oficios que se hubiesen perdido para siempre y también por ser capaces de soñar y construir o construir soñando.
Verónica Quintanilla_arquitecto